Vuelvo a este lugar con la sana intención de no decir nada, de dejar las palabras vivas de emoción en mis pensamientos, de ocultar mi rabia ante la pasividad del mundo rico frente al, que es cada vez más, mundo pobre. Pero pienso en los que se asoman a esta ventana desde cualquier parte del mundo, algo impensable cuando, hace algo más de un año, inicié este camino y pude comprobar que mis pensamientos llegan, y posiblemente llegarán, a lugares que mis pies nunca pisarán. Y eso me da alas, alas de esperanza que me hacen volar por mi propia imaginación. Entonces pienso que si mis pensamientos llegan tan lejos y tan cerca, quizás pueda unir todas las voces que los leen y hacer una sola voz con un solo canto. ¿Podemos? Somos la inmensa mayoría los que sufrimos, los que nos atormentamos, los que amamos sin concesión, los que morimos sin techo.... Somos más que los que tienen el poder del maldito dinero pero aún así, bajamos la voz y esquivamos sus miradas, dejamos que atenten contra nuestra dignidad y que jueguen con nuestro futuro. Dejo mi voz para iniciar nuestro canto.
PD. Dejo mi pesar expresado en lágrimas negras por los que nunca más verán la luz, ni podrán aunar sus voces en Haití.