jueves, 25 de octubre de 2012

Bipartidismo Bipolar



Es la desgracia que se cierne sobre esta España descarriada por los cerros de Úbeda (o por los cerros de Taunus, como diría la führer alemana).  Es la desventura convertida en desazón al comprobar que los dos partidos mayoritarios se ríen, a la par, de millones de indignados que comenzamos  a asumir que lo más inmediato en nuestro horizonte es el hambre.
Dos grupos políticos que no se pondrían de acuerdo ni en decidir el color de la mierda. Gentes a las que ni les va ni les viene el futuro de esta región.  Cuando unos están en el poder son los otros los que se llevan las manos a la cabeza por cada una de las medidas que se aprueban y así, de la misma manera, a la viceversa. Leyes antisociales siempre con la idea de acabar de enterrar a la clase trabajadora.  Son políticos que no tienen palabra ni conciencia, gentes a las que les importa más su bienestar que la del pueblo que le otorgó ese poder.
Tan injusta son estas leyes que nos rigen como el rosario de delitos que se cometen sin condena. Aunque, en esta España bipolar,  varía si esa  infracción la hace un hombre de a pié o lo hace un magnate del poder. Si yo no pago la hipoteca a un banco (al que el Estado (yo) ha ofrecido 20.000 millones de euros para salvar el boquete que dejó el presidente) me vienen cincuenta guardias civiles, a los que se les va a retener el irpf de una nómina que no van a cobrar, y me arrojan de la casa. Si mi corazón se torna sentimental y no quiero abandonarla me regalan unos cuantos mamporrazos quitapenas que alivian el malestar, eso sí. Ahora, si la liga de fútbol debe 750 millones de euros a hacienda no pasa nada. Ni se embargan estadios, ni se retienen  las cuentas, ni se venden los jugadores para redimir las deudas.
Va siendo hora de que los nuevos individuos que  van emergiendo en esta sociedad no se dejen infestar por la nefasta praxis de este bipartidismo bipolar.