jueves, 27 de mayo de 2010

SIn querer ser


- Te parecerá mentira si ahora te digo que mi padre está orgulloso de venir a buscarme a prisión. No sabes el revuelo que ha levantado la noticia en la calle. Lástima que no pueda llevarte conmigo porque has sido mucho para mí.

Juan hablaba a un dibujo que él mismo había fabricado con saliva y migas de pan. Lo tenía en la cabecera de la única cama que habitaba en aquella celda. A su compañero le llamaba Alfred porque de pequeño se enganchó a las películas de Hitchcock. Aquel monigote que colgaba de la pared había escuchado más de mil veces las ridículas historias que su compinche de habitación le había contado. Si ese ser inanimado hubiese tenido la posibilidad de correr lo habría hecho sin dudarlo un solo minuto, como ya le había sucedido a otro ser, esta vez animado, que colocaron junto a Juan en la misma mazmorra. Aquel tipo duró sólo una noche. Tuvo que tener la correa suficiente para no dejarse enloquecer más aún y por la mañana pidió que le trasladasen. Como escusa le dijo al director del manicomio que “aquel chiflado había estado toda la noche hablando de pájaros que atacaban a las personas, de un asesinato en una ducha o de la persecución de una avioneta a un hombre”.

El director del sanatorio mental entró en la habitación de Juan en la misma mañana. Antes si quiera de mirarlo a la cara comenzó a insultarlo y a maldecirlo. No podía ser que aquella celda se quedara siempre vacía por su culpa, por sus estupideces peliculeras y por su obsesión por Hitchcock. Se sentó sobre la cama mientras Juan permanecía en el rincón junto a la ventana, en cuclillas y cubriéndose la cabeza mientras en voz baja y titubeante repetía “no lo hagas, es el director”.

En la tarde encontraron al director muerto en la celda de Juan. Un cuchillo estaba clavado sobre su cuello. En el mango del cuchillo restos de migas de pan aún permanecían húmedas.

sábado, 15 de mayo de 2010

Gracias a vosotr@s


Hace un tiempo decidí escribir, emborronar papeles con ideas sueltas que amarraba con tinta sin que eso llegara a más. Luego, con el descubrimiento del blog, comencé a escribir con un cierto sentido y orden. Todos esos comentarios que me habéis dejado grabado sobre mis escritos me han ayudado, me han iluminado un camino que hasta entonces creía cerrado y comencé a escribir en diferentes concursos literarios. Uno de esos relatos ha sido galardonado con el tercer premio de relato corto y creo que el mérito es de vosotr@s, de tod@s aquell@s que, vienen a visitarme. Ésto no sería nada sin las visitas de amig@s como Natalia Astúa, Fayna, Arwen, María Varu, Ale, Mariola, Sacri, Mariangeles, el recién llegado Pedro y algun@s que se quedan en el tintero y a los que pido perdón. Tampoco sería nada sin las visitas de Carmen la Petra pan, que me incita a escribir más y a mejorarla (cosa imposible, os recomiendo su blog), y al hornazo de Dani. Ésta lista se agranda con los que ya no están en este mundo (el del blog) porque tuvieron necesidad de dejarlo pero que pusieron su granito de arena cuando estaban para que mis letras se hiciesen más perennes en el universo. Por supuesto,contar y agradecer a aquell@s que entran y agrandan el número de visitas dejando nada más que eso. A esos anónimos y a los que no lo son tantos, también mis gracias porque a ellos se debe este blog. Y por supuesto, a la persona que más me ha alentado a seguir escribiendo, mi Chica.

Gracias a tod@s porque este premio que he recibido es de vosotr@s.