martes, 17 de febrero de 2009

Su acantilado



No pudo más con su conciencia y se fue de casa con la intención de dejarlo todo, con la intención de separarse de su vida. Asomada al precipicio de aquel acantilado volteaban las imágenes de su marido postrado en la cama, no sabía ya cuanto tiempo, y el cuerpecito blanco de su hijo rendido en la silla de ruedas que lo vio nacer. Cada mañana maldecía el haber visto otra mañana, rogaba al dios que siempre le negó la muerte que hiciese algo por ella y cansada de luchar, aborrecida de la misma luz que abría sus ojos y oscurecía su mente se dejó llevar por la inocente imprudencia que produce en nuestras mentes el hecho de ver como zozobra nuestra vida, con la incapacidad de poder hacer siquiera un solo gesto que pudiese cambiar el rumbo de esa existencia que se vencía en las manos de la consternación. A un solo paso del abismo que la separaría eternamente del sufrimiento de ver cada mañana el rostro amargo de la vida en esos cuerpos yermos y con los ojos arrasados en negras lágrimas de dolor miró al cielo y antes de dar el paso último de su vida recordó la sonrisa que nunca tuvo de su hijo y el beso de amor que no germinaba en el corazón de su marido. Enjugó sus lágrimas y miró al fondo del acantilado. Las rocas, armadas de paciencia, recibían una y otra vez el envite de las olas enardecidas y las gaviotas, aleteando sin fuerzas, se batían a muerte con el fuerte viento que las arrollaban. Una de ellas, cansada por el empuje del viento cayó al mar, junto a aquellas rocas resignadas que quisieron atrapar el cuerpo antes de que lo capturara la furia del mar sin conseguirlo. Miro melancólica como el mar engullía el cuerpecito blanco y dejó correr otra lágrima. Esbozó una sonrisa y le dijo al mar desde sus pensamientos que hoy tampoco sería.

6 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho sobre todo el final..vence a la muerte y sigue luchando...la vida tiene muchas maneras de explotarla en su belleza y podemos buscar otros caminos de felicidad...te felicito una entrada preciosa..un abrazo

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  2. A mi tambien me ha gustado, hay que vivir la vida cada dia y vencer a los fantasmas de la muerte. Hay que vivir HOY porque HOY es lo que tenemos y si hacemos de HOY un gran dia, tendremos un presente feliz y un futuro con bellos recuerdos. Escribes lindo Tomasson.

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  3. Es una forma preciosa de decirnos que la vida simplemente es una y que tenemos que enfrentarnos a todo para vivir. un beso

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  4. una entrada melancólica...pero hay que aferrarse a este tren como sea,aunque vengan mal dadas!!

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  5. Demasiado tiempo hace ya que no hablamos.
    Me gusta saber que estás por ahí y que no te olvidas de la mínoría.
    Elka

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  6. UFFFF Tomas Creo que no tengo el día para leer estas cosas... pero tienes razón, este blog me gusta más. Me apunto

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