lunes, 19 de enero de 2009

Salvemos el planeta

Una vez leí una carta de un jefe indio Piel Roja al presidente de los Estados Unidos, en 1854, exponiendo las razones por las cuales ellos no podían vender el extenso terreno que los americanos querían comprar. Creo que es el mayor y más bello manifiesto que se hizo a favor de la naturaleza y el medio ambiente, gentes de otro siglo, a los que los blancos llamaban salvajes, que error...., salvajes, nosotros que quemamos nuestros montes, nosotros que echamos toneladas de basura al aire y que hacemos de los ríos nuestro basurero. Salvajes a ellos porque defendieron la madre naturaleza como si fuese eso, su madre. ¿Qué nos dirán o como nos denominarán los hijos de los hijos de nuestros hijos cuando no puedan sentir el aire fresco en sus rostros?, ¿cuando no conozcan el brillo del sol al reflejarse en el azulino mar?, ¿cuando descubran que no sabrán nunca lo hermoso que se hace el rocío cuando lo acaricia el sol de la mañana cayendo de las hojas de cualquier planta?, ¿qué libro les explicará el aroma de la rosa o del jazmín o el suave olor de la tierra recién regada por las precipitaciones?. Posiblemente nunca sabrán el ruido que hace el agua circulando por el río, ni la brisa sacudiendo los árboles, ni los pajarilos sacudirse el frío de la mañana con su aleteo si no ponemos remedio, si no nos damos cuenta de que la tierra no es del hombre, sino que el hombre es de la tierra.

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