viernes, 2 de enero de 2009

Carta de desamor




Hola Tere:

¿Sabes?, me resulta extraño dirigirme a ti por tu nombre de pila y no por esos seudónimos que utilizábamos cargados de sensualidad, erotismo y amor pero, claro, sé que tampoco ahora son tiempos de
romanticismo como antaño en los que derrochábamos besos y caricias embadurnadas con palabras tan dulces que, ahora, por el simple hecho de recordarlas, me devuelven de nuevo a esas jornadas paradisíacas junto a ti en las que los días eran fiestas y las noches sueños.
Te preguntarás el motivo de esta carta pero, ¿cómo explicarte lo que me sucede si ni siquiera yo sé realmente lo que me ocurre?. Creo que no es otro que el de alcanzar la penosa libertad de mi alma, que camina asfixiada por el sobrepeso de no saber qué ocurrió para que ese cuento de hadas se esfumara como la niebla con el viento; creo que es la necesidad de dejar descansar eternamente mi corazón, preso hace tiempo tras los barrotes de tu amor, y percibo que no alcanzaré esa desconsolada libertad hasta que no te entregue esta misiva. Sé que ésta es la última oportunidad que tengo para poder decirte lo que soy y lo que quizás pude ser junto a ti, pero no te preocupes, no escribo con la seguridad de convencerte de que cambies ahora, es mucho más que una oportunidad la que he perdido y, si no lo hice cuando pude mirar a tus lindos ojos directamente no lo voy a hacer ahora con estas tristes letras que se ahogan en mis pensamientos.
Leo una y otra vez tus cartas, tantas veces ya, que me sé de memoria los casi treinta escritos que poseo tuyos y que ahora mismo son el único salvoconducto que me queda para saber que toda esta historia no ha sido un sueño apagado con el desvelo de la mañana y aún así no encuentro una explicación a lo que hizo desaparecer nuestro amor.
Dos años luchando clandestinamente por un sueño, sufriendo amargamente por hacer de la vida idealizada juntos una realidad. ¡¡¡ Cuántas lágrimas derramadas!!!, desbordando nuestros ojos y derramándose por nuestras mejillas esperando, impacientes, una única oportunidad para poder ser uno sólo, tú y yo, una sola persona con dos corazones enamorados y cuando ese sueño estaba rozando las yemas de nuestros dedos, cuando tuvimos la ocasión de abandonar el túnel que ensombrecía nuestras almas, cuando vimos que el amor nos tocaba con sus alas del día y abandonaba las de la noche oscura todo se apagó, como lo hace el rayo después de quebrar el cielo, que aparece raudo y cargado de luz para luego quedar en nada. Supongo que nos venció el cansancio y la fatiga del camino tan tortuoso recorrido sin recompensa, pero quedaba tan poco, estábamos tan cerca que con un simple salto hubiésemos pasado la frontera de lo prohibido, caminando juntos y de la mano por los senderos del paraíso.
Hubiese muerto por esa Tere que me regalaba besos sin pedirlo, que me hacía suspirar con sus caricias y me hacía volar hasta el sol y mirarlo de frente cada vez que nos uníamos haciendo el amor. Habría derrotado al mismísimo diablo si con ello hubiese conseguido tu alma en perpetuo amor hacia mí. Pero los senderos del destino son insondables y a nosotros nos llevó por caminos que nos hicieron perder por momentos la llama que, durante tanto tiempo, encendió nuestro amor y nos hizo perecer en la más fantasmal ilusión de tenernos por siempre.
Una cosa debes tener clara en tus pensamientos: aprendí a amarte sin condiciones ni concesiones, aún cuando la vida y mi razón me decían que no podía hacerlo; aprendí a quererte aún cuando el dolor sobrepasaba con creces el ánimo que albergaba mi alma por tenerte algún día; aprendí a amarte aún cuando sólo me ofrecías tu corazón unas horas a la semana, insuficientes para regar todo el amor que corría por mis venas pero me enamoré de ti, como lo hacen las flores preñadas de colores de la primavera, aún sabiendo que el sufrimiento podía acabar conmigo y dejarme como un bosque arrasado por el furor del fuego. Como la noche se apodera y ensombrece todos los rincones de la tierra sin vacilar, como la sonrisa brota en el corazón del enamorado, casi sin darme cuenta me enamoré dulcemente de ti. Me hiciste ver que el amor no son olas que van y vienen irrumpiendo en la orilla sino un extenso mar de aguas tranquilas. Por eso es que te ofrecí todo lo que yo era, todo lo que yo representaba para que esta historia no acabase así; por eso que exprimí todo el jugo de mis fuerzas para no desboronarme en los momentos difíciles; por eso que aposté por ti para que fueses mi compañera y caminásemos juntos por los senderos del amor; por eso que me sometí al sufrimiento de no tenerte aún cuando mi alma exigía tu compañía; por eso que vencí al dolor con el dulce recuerdo de tus besos. Hice de ti mi santuario y de tu amor el elixir de mi vida.
Que nuestra historia quedase en un sueño incumplido es lo que menos deseaba porque sabía que hasta el respirar se me haría complicado sin ti, eras para mí como la luz a las plantas, una necesidad básica para sobrevivir. Estaba tan lleno de ti que ahora me siento como un océano sin agua, como el cielo sin estrellas.
Dicen que el tiempo todo lo sana, que alivia las penas infringidas en la vida pero sé que lo mío no es pena sino gangrena que nace en el corazón y que intenta extenderse por toda mi alma, sé que es una enfermedad que no tiene cura, sé que es la enfermedad del eterno enamorado.
Sólo me queda olvidarte, dejarme llevar por los recuerdos pero, ¿has visto alguna vez a un árbol que ordene a sus raíces no absorber agua?, ¿ a sus hojas que no tomen los beneficiosos rayos de la mañana?, ¿has visto alguna vez a las plantas prohibir a sus flores que broten?. Dime, ¿cómo puedo pedir a mi corazón que te olvide si estás tan dentro de él que sin ti no es nada?. Supongo que cuando la rosa no agradezca las gotas de rocío sobre sus pétalos, cuando no quede de la tierra sino el recuerdo de los bosques verdes, cuando no se oigan cantar los pajarillos anunciando la primavera, cuando el amor sólo sea un juego virtual sin emociones ni sentimientos, sólo, sólo entonces dejaré de amarte.
Creo que ya está todo dicho y escrito. Ahora mi alma vuela libre, siempre libre y eternamente enamorada.

Un soñador.

1 comentario: